domingo, 13 de septiembre de 2009

El día feliz de color gris

Esos hermosos ojos ciegos me esquivaron como reacción primaria, vi confusión y disgusto, agitación por la razón que sea, actitudes atemorizantes, suficientes para salir corriendo y saber que fue un error inducir cualquier encuentro...que valiente fui, mi miedo lo escondí en una sonrisa y dije hola, como diciéndolo a un muro con alma.
Lo que pasó después fue encantadoramente extraño, hablamos tratando de reconocernos, encajando voces y pensamientos, ahí estabas, no sé que pensabas pero tú fría expresión no ofrecia nada bueno ni cómodo, pero a la vez invitaba a soñar con entrar a tú mundo un día que para tí está destinado para vivir, aún tú mirada se extraviaba entre el pánico y las ganas de voltear a verme, en ese instante quise ser lo suficientemente hermosa para hipnotizarte o tener una avasalladora actitud para enredarte, pero al no ser así debí seguir con mis débiles esfuerzos de robarme tú atención, cosa que aún no sé si logré, así siguió la tarde entre el arrojarte al demonio o abrazarte con fuerza para que no te fueras, al final fue un mediocre esfuerzo por que te fuiste sin darme la certeza que volverás.
Extraña persona inspiradora de las más enfermas perversiones, es la hora que no sé si fue un error tú contacto, pero de ser así lo cometería todas las veces que sean necesarias para volver a soñar.

2 comentarios:

Siga dejé su mordisco